Comentario
La escultura monumental será uno de los elementos que mejor contribuyan a definir la caracterización del románico posterior, sin embargo, durante el primer románico su empleo es bastante excepcional. Su estudio nos demuestra que su comprensión, tanto en la posibilidad de fijar una cronología como en su definición, resulta excesivamente problemático. En la breve visión que haremos en el apartado siguiente sobre la dispersión geográfica de los principales edificios, referenciaré las manifestaciones de capiteles vegetales e historiados que ocupan un lugar significativo en la experimentación del capitel románico. A continuación, recogeremos simplemente la controversia de tres conjuntos: los dinteles catalanes de Sant Genis les Fonts y San Andrés de Sureda, los capiteles de Saint-Benoit-sur-Loire y de Saint-Aignan de Orleans.
Los relieves que sirven en la actualidad de dinteles a las puertas de Sant Genis les Fonts y San Andrés de Sureda (1019-1020) fueron considerados, por el gran historiador francés Henri Focillon, como el inicio de una nueva estética escultórica que concebía la forma de sus figuras condicionada por la estructura arquitectónica que les servía de marco. En sus propias palabras: "Aquí está la figura que permanece pasiva y se somete. El hombre arcada de Sant Genis anuncia la potencia de un arte fundado sobre el conformismo arquitectónico". Si es cierto que la relación de figura y arco es la que dice Focillon, también conviene saber que en este sentido su arte responde a una materialización escultórica tradicional más que novedosa. No es lo mismo someterse a un marco arquitectónico real -capitel, fuste, arco-tímpano, etc.-, lo que ocurre en la escultura del románico pleno, que hacerlo a una forma arquitectónica figurada.
En la iglesia de Saint-Benoit-sur-Loire la torre-pórtico de su fachada occidental posee, en sus dos pisos, una curiosa colección de capiteles vegetales historiados que los especialistas sitúan en unos casos hacia 1020, en otros hacia 1070, y aún existe un tercer grupo de eclécticos que piensa en mediados de siglo. Los juicios de datación se hacen basándose en criterios de evolución estilística, método que por sí sólo no es nada de fiar. La simple observación de los capiteles nos informa que el autor -se identifica con el maestro Umberto que dejó su nombre en uno de ellos- trabaja el acanto en las grandes cestas vegetales según modelo de la cultura clásica. Se han encontrado dibujos en Roma y en París que le han servido de inspiración. Introduce la figura humana con composiciones sobre la vida de Cristo y escenas del Apocalipsis. Dados los conocimientos que tenemos hasta este momento, sólo podemos responder con interrogantes. ¿Se trata de un escultor arcaizante e incapaz? ¿Es un escultor que experimenta nuevas soluciones?
Los capiteles de la cripta de Saint-Aignan de Orleans presentan una disposición de figuras humanas y animales adecuándose en sus posturas a la composición del capitel, que tiene ya mucho de románico. Si su labra se correspondiese con la fecha que Helgaud, historiador de Roberto el Piadoso, atribuye a la cripta, antes de 1029, nos encontraríamos con una de las primeras experiencias del capitel románico.